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Yule y la llegada del Invierno

El 21 de diciembre celebramos el Solsticio de Invierno, uno de los momentos más mágicos del año.


Es la noche más larga del año, cuando el sol está en su punto más bajo respecto al horizonte y por eso decimos que ese día el sol muere y renace con el amanecer, pues a partir de este momento, cada vez irá ganando más terreno a la oscuridad. Desde este momento, cada día será un poquito más largo, y no parará de crecer hasta el Solsticio de Verano, en Junio.


Ya en Roma celebraban este momento del año, el “Natalis Solis Invicti” (Nacimiento del Sol Invicto), por esa idea de muerte y renacimiento. De aquí viene nuestra palabra Navidad, que significa nacimiento. La Iglesia, a fin de aunar las festividades cristianas con las fiestas populares presentes en ese momento (pues no podían quitarlas por muy paganas que fueran), decidieron poner la Navidad (nacimiento de Jesús) en este momento, coincidiendo, no solo con las Saturnales, si no con muchas fiestas del Solsticio de Invierno de diversos países y religiones.

Por este motivo, la Navidad actual tiene tanto popurrí de simbología y costumbres de diferentes territorios y culturas.


Pero hoy no quiero hablar solo de Yule, qué ya tenéis un post y un video sobre esta festividad, que se celebra y algunas actividades típicas.



El post de hoy era para poner el foco de atención en la naturaleza, en lo que ocurre a nuestro alrededor en este momento del año. Yo me crié en una ciudad madrileña, y cuando entraba en contacto con la naturaleza como tal, era durante el verano, el cual pasaba con mis abuelos en un pequeño pueblo de Toledo. Para mi estas fechas eran sinónimo de música, muchas luces, colores, regalos, cenas, gran cantidad de gente en las calles y alboroto. Los que hayáis estado alguna vez en Navidad en una ciudad muy poblada sabéis lo que es.


En verano de 2020 me mudé al pueblo toledano de mis abuelos, y el ambiente es diferente. Diciembre es otro mundo en la naturaleza. Donde antes había ruido, música y gente, ahora hay caminos silenciosos por los valles. Las luces son sustituidas por una preciosa niebla por las mañanas y multitud de estrellas por la noche. La vitalidad de la ciudad contrasta con la presencia de la muerte en la tierra. Las viñas ya podadas, sin hojas ni uvas, los campos de cultivos ya han sido recogidos y solo queda la tierra arcillosa, y todo ello hace un bonito contraste con los pinos y chaparras (coscojas) que aún se mantienen verdes.


Os preguntaréis porque os cuento esto. Bueno, para mi fue una experiencia ese contraste, y lo es aún cuando ya acostumbrada al campo, acudo a Madrid los días de Nochebuena y Nochevieja. Ambos escenarios tienen su parte bonita, pero inevitablemente sentí que hasta que no vi esa cara del invierno, no entendí lo que representaba el Solsticio de Invierno o Yule.



El contexto de muerte, silencio, recogimiento, de invernar, de introspección… También esa necesidad de esperanza y poner el foco de atención en el sol, pues aunque nosotros estamos acostumbrados a ir al supermercado, en la naturaleza no hay prácticamente frutos, los animales se esconden y las heladas hacen acto de presencia.


Por eso, para esos días, más allá de todas las actividades y rituales, os recomiendo que os escapéis a la naturaleza si os es posible. No hace falta que sea una preciosa montaña o bosque, puede ser un campo alejado de un gran núcleo urbano. Allí donde no llegan las luces, las tiendas y las carreteras. Y allí, en la quietud de la tierra, observad que sensaciones os transmiten el silencio, el color de las plantas que pueda haber, la textura del suelo, el olor, la humedad , el vuelo de las aves ,si hubiera. Parece que la mente, cuando llevas allí un rato se calma y empezamos a estar presentes y a conectar con nosotros mismos.

Si tenéis una zona así cerca, algo muy bonito de hacer es acudir la noche del 21 de Diciembre al atardecer, ver la energía del sitio y la llegada de la oscuridad. Anotad todo lo que os transmita ese momento. Después, la madrugada del 22 de Diciembre, id al mismo sitio a ver amanecer y de nuevo ¿cómo os sentís viendo como el sol baña todo según aparece?. Para mí, aunque sea una vez en la vida, es una experiencia a vivir para conectar con esa idea de muerte y renacimiento.


Espero que os haya gustado este post y por supuesto, celebrad todo, también la diversión, las cenas, el cariño de la familia y la fiesta. Hay tiempo para todo.

Feliz Solsticio de Invierno.


… y que felices nos volvamos a encontrar.



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